viernes, 22 de junio de 2007

Peligra el DF por el drenaje profundo

Especialistas prevén que la catástrofe causaría daños como en Nueva Orleans. La expulsión de aguas negras podría ocurrir si se detectara una falla mayor

Milenio
2007-06-18 9:51 am

La Ciudad de México puede sufrir una catástrofe de propoporciones similares a las ocasionadas por el paso de Katrina en Nueva Orleans, debido a que los 50 kilómetros del drenaje profundo están al borde del colapso, lo cual generaría una gran inundación que afectaría a cuatro millones de capitalinos.

Este es el resultado de 15 años de nulo mantenimiento al sistema de drenaje, que comenzaron en la administración de Óscar Espinosa Villarreal, y que han generado fallas estructurales y provocado que su capacidad de expulsión disminuyera 45 por ciento como resultado del azolve y la erosión.

De no recibir pronta reparación, los intestinos del Distrito Federal, es decir, los 50 kilómetros del emisor central del drenaje profundo fallarán y expulsarán a la superficie un gran caudal de aguas negras que afectarían a casi la mitad de los habitantes del DF.

Un estudio de la Comisión Nacional del Agua revela esa posibilidad, producto de la sobreexplotación de los acuíferos, lo que ha llevado, a lo largo de los años, a hundimientos generalizados y “potencialmente catastróficos”.

La expulsión de aguas negras a la superficie podría ocurrir si se detectara una falla mayor en el canal de desagüe, “que ya tiene serios problemas” o un taponamiento en ese emisor central del Drenaje Profundo.

El diagnóstico, recordado por el director del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad de la UNAM, Manuel Perló, califica la situación como “una amenaza muy grave”.

Los males que guardan los intestinos de la ciudad fueron informados al jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, por el presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de México, AC, Mario Luis Salazar, en enero pasado.

De inmediato hubo una reunión entre altos funcionarios del gobierno del Distrito Federal, CNA, del mismo Colegio de Ingenieros y especialistas; para que, en marzo pasado, se nombrara un comité técnico, presidido por el secretario de Obras y Servicios del gobierno local, Jorge Arganis Díaz, y representantes del gobierno del Estado de México, CNA, Fideicomiso 1928 (saneamiento el Valle de México) Instituto de Ingeniería y Colegio de Ingenieros.

Pero no será sino hasta noviembre próximo cuando los técnicos y especialistas puedan bajar al emisor central e inspeccionar las condiciones en que se encuentra su estructura.

Para ello, aseguran los especialistas, “hace falta dejarlo estanco, que no tenga nada de agua”. Tendrá que pasar la temporada de estiaje y lluvias; asumir un control del agua en el drenaje superficial, ríos, colectores, gran canal y lagos; para el manejo de las aguas residuales se tendrán que cerrar las captaciones hechas a lo largo de los interceptores. Sólo así se podrá bajar.

Las investigaciones, tanto del Colegio de Ingenieros, como de la CNA y del Sistema de Agua de la Ciudad de México, así como las opiniones de diversos ingenieros de la UNAM consultados por MILENIO, coinciden: hay daños estructurales en el drenaje profundo. Entre otros, que habrán de corroborarse hasta noviembre próximo, se sabe que hay un desgaste en el grosor de las paredes de los tubos, desprendimiento de concreto, varillas expuestas, peligro de derrumbes. Hay quien habla de obstrucciones en el emisor central, pero eso estaría por comprobarse.

El presidente del Colegio de Ingenieros puntualiza: “hay la idea de que existen varios problemas como la erosión en túneles, pues se ha perdido recubrimiento y ya se ven las varillas; el coeficiente de rugosidad se ha modificado, es más alta la consistencia, el agua pierde velocidad y el volumen de la salida se reduce. No se sabe si hay obstrucciones, la pérdida de velocidad es por el cambio de pendiente”.

Ese es el diagnóstico del drenaje profundo y su emisor central de 50 kilómetros de largo y sus ductos de 6.5 metros de diámetro.

Al inicio de esa magna obra se creía tener un desalojo de aguas de 200 metros cúbicos por segundo, pero en realidad fue de 180 y “hoy en día es de 110 metros cúbicos por segundo. Ya perdió 70 metros cúbicos por segundo de desalojo”.

Cosa parecida sucede con el Gran Canal de desagüe cuyo desalojo de aguas era de 80 metros cúbicos por segundo, “hoy es de 20 metros cúbicos por segundo”.

Consultado al respecto, el especialista de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, Gabriel Echavez, dijo que “cualquier obra es insuficiente y los problemas de la ciudad se vuelven inmanejables”. Mencionó que el drenaje profundo requiere de un buen mantenimiento, incrementar el tratamiento de las aguas negras, la construcción de pozos de recarga y el establecimiento de dos conductos diferentes: uno para el agua pluvial y otro para aguas negras.

En el Gobierno del Distrito Federal hay preocupación por el tema. En una reunión reciente entre el presidente de la Comisión de Gestión Integral del Agua de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, Daniel Salazar y el director general del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, Samuel Aguirre, éste mostró su preocupación por lo que sucede o podría suceder.

“Nos ratificó la urgencia de hacer trabajos de rehabilitación del drenaje profundo; su opinión es que sí hay riesgo de colapso, aunque no un riesgo inminente, no inmediato, pero sí lo hay. Nos confirmó que hay dos mil millones de pesos para darle mantenimiento a las compuertas del sistema; desde hace 15 años no se han utilizado de manera permanente. Dejaron de operarse y sólo se utilizan en temporada de lluvias”, informo el legislador.

A su vez, el presidente de la Comisión de Desarrollo e Infraestructura Urbana de la misma ALDF, Edy Ortiz, urgió a invertir en un proyecto que solucione los males del drenaje profundo “y no sólo venir a parchar las cosas”.

Fue él quien dijo que de suceder alguna inundación, como la prevén varios estudios, se vería afectada una vasta zona que incluiría delegaciones como Iztacalco, Iztapalapa y Venustiano Carranza, además de municipios connurbados. “No sería una inundación como las que hemos conocido, sino hay quien habla de inundaciones de magnitudes mayores, como la que provocó el ciclón del año pasado en Nueva Orleans, en Estados Unidos”.

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