lunes, 16 de julio de 2007

Sobreviven con agua sucia

Refoma/Nacional / 14 de julio 2007
Martha Izquierdo
En este lugar -donde la mayoría de las casas son de lodo, tejas y laminas- don Crisóforo habla de su preocupación ante la posibilidad de que el agua del arroyo se termine, y ya no tengan para vivir.

"Ahí, a unos 200 metros pasaba un arroyo, y en época de lluvias había mucha agua, y lo que quedaba nos alcanzaba para vivir, era agua muy rica y fresca, de buen sabor", asegura el hombre de 80 años.

"Ahora sólo nos queda un pequeño pocito todo contaminado, y las autoridades no hacen nada para solucionar el abasto de agua en la comunidad".

Recuerda que desde hace muchos años, los pobladores de El Zapote han solicitado a las autoridades que resuelvan el problema del abasto de agua; sin embargo, nadie ha atendido su petición.

Don Crisóforo, jefe de una de las 26 familias de la comunidad, recuerda con tristeza que muchos políticos en campaña han llegado a ofrecerles agua a cambio de su voto, sin embargo, nunca cumplen.

A mitad del camino se observa lo que alguna vez fue el cauce del arroyo, y al fondo un pequeño pozo en el que hay mucha basura.

También sobresale una manguera, que formaba parte del sistema de bombeo, pero que por falta de agua no funcionó.

Hasta ahí, con los pies descalzos, caminando entre veredas llenas de piedras, llega doña Adelfa Velásquez, de 50 años de edad, para acarrear el agua que la habrá de ayudar en sus labores domésticas.

Mientras camina lentamente, habla de la necesidad del agua, del fallido intento de bombearla hacia las casas, y de que pagaban a la Comisión Federal de Electricidad 400 pesos por el sistema de bombeo.

"Decidimos que cortaran la luz a esa bomba que de por sí no nos daba agua y todavía teníamos que pagar, mejor seguimos acarreando el agua de ahí y a veces para cuidarla un poco vamos a otros aguajes con tambos en las carretas", abundó.

"Qué le vamos a hacer, ni modo, tenemos que ir por el agua, aunque este sucia, es la única que tenemos, y la ocupamos para lavar, bañarnos, y consumirla", dijo.

A sus 70 años, don Ernesto Toral confía en ver lo que su abuelo y su padre no lograron: tener agua potable en sus casas.

"Mi abuelo vivió más de 100 años, y mi papá 90, y ninguno de ellos pudo ver en su casa agua potable, pero yo sigo confiando en que lo veré antes de que me muera", dijo.

Señaló que, desde el año pasado las autoridades municipales iniciaron la perforación de un pozo, pero la máquina entró en noviembre a trabajar, y han pasado más de siete meses y no han encontrado agua.

"Creo que no hicieron bien el estudio, y todavía no encuentran agua a pesar de que ya perforaron cerca de 40 metros", expuso.

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