miércoles, 4 de julio de 2007

Cacaxtla, ‘víctima’ de cambio climático

Después de la tormenta, no llega la calma a la zona arqueológica de Tlaxcala. Cerca de 50 personas trabajan en la parte superior del basamento con el fin de resarcir los daños ocasionados el pasado 21 de mayo por una granizada que derribó 800 metros cuadrados de la parte sur de la techumbre que la cubre, y cuyo periodo de funcionamiento era para 20 años

Juan Solís
El Universal
Miércoles 04 de julio de 2007
NATIVITAS, Tlaxcala.— Después de la tormenta, no llega la calma a la zona arqueológica de Tlaxcala. Cerca de 50 personas trabajan en la parte superior del basamento con el fin de resarcir los daños ocasionados el pasado 21 de mayo por una granizada que derribó 800 metros cuadrados de la parte sur de la techumbre que la cubre, y cuyo periodo de funcionamiento era para 20 años.

A decir de Alfonso de Maria y Campos, titular del INAH, no fue la negligencia la que provocó la inclinación del ala sur de la techumbre. Fue la taponadura de los ductos por donde se desaloja el agua, a causa de una inusual granizada producida por el cambio climático. Sin embargo, él toma la crisis desde el lado positivo y asegura que el hecho sirvió para probar la capacidad de respuesta del INAH, que actuó con un equipo integrado por arqueólogos, ingenieros, arquitectos y restauradores.

De acuerdo con el dictamen emitido por el INAH, Ingenieros Civiles Asociados, la UNAM y la empresa Colinas de Buen, dado a conocer ayer en la zona por De Maria y Campos, la parte central de la techumbre, que es capaz de sostener 150 kilogramos por metro cuadrado, se encuentra en buenas condiciones. En cambio, el ala sur tendrá que ser repuesta, lo mismo que el ala norte, que desmontada como una medida de seguridad. Unos3.5 millones de pesos, aportados por la aseguradora Zurich, encargada de todos los sitios históricos del país por un monto de 50 mil millones de pesos, se ejercieron en la primera parte de los trabajos. Esta fase consistió en retirar la estructura metálica de 10 toneladas, que destruyó un muro del edificio F y desplomó (inclinó) una columna, así como en encofrar (cubrir con madera) los murales y otras partes vulnerables con el fin de protegerlos de la lluvia.

En un recorrido por la periferia de la zona fue posible apreciar los trabajos que ahí se realizan, así como parte de los daños. Grandes trechos del sitio, los que están a la intemperie, se encuentran cubiertos por lona galvanizada. De Maria y Campos explicó que el muro de adobe de estilo teotihuacano, que fue destruido, será reconstruido, toda vez que ahí están los fragmentos.

El funcionario aseguró que en dos meses se abrirá la zona, de manera parcial, al público. Para que funcione “al 200%” tendrán que pasar seis meses, tiempo en que tardará la segunda fase, consistente en reponer la parte dañada y que requerirá de un presupuesto similar al de la primera.

Sólo hasta entonces se podrá saber cuánto tiempo más soportará la estructura. Ese lapso, a decir del funcionario, será ocupado en buscar soluciones novedosas. Con ese fin, anunció la organización de un seminario especializado en techumbres de sitios históricos, en el que participarán el INAH, la UNESCO e Icomos, entre otros organismos.

El INAH, en colaboración con el gobierno del estado de Tlaxcala, pretende recobrar la idea de un corredor turístico, que una a los principales sitios prehispánicos y coloniales de la entidad. Por otro lado, y a petición de los especialistas, se mejorarán los elementos museográficos de la zona. Dicho cambio vendrá acompañado de mejoras en la infraestructura carretera y en los servicios.

El titular del INAH defendió en todo momento la calidad de la estructura. Agregó, sin embargo, que ante granizadas como la que provocó el colapso, originadas por el cambio climático y que pueden acumular hasta 80 centímetros de hielo sobre las láminas, o bien ante movimientos telúricos, no se pueden calcular los efectos destructivos.

Gilberto Reyes, ex director de la zona (1999-2005), reiteró que desde hace seis años se le ha dado mantenimiento a la zona, a pesar de que proyectos como la creación de una fundación para Cacaxtla quedaron en el olvido.

En cuanto a los trabajos de investigación, la arqueóloga Laura Pescador, coordinadora nacional de Arqueología, aseguró que continúan, sobre todo en lo que toca a la recuperación del talud del basamento, proyecto para el que se han destinado un millón y medio de pesos. En lo que toca a la restauración del muro, se calcula que costará entre 900 mil y un millón de pesos.

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