Opinión de Gabriel Quadri de la Torre
Obviamente hay ciudades en México mejor gobernadas que otras, lo cual se refleja en la calidad de los servicios públicos. El agua es una de las expresiones palmarias de buena o mala gobernanza, y claramente, competencia municipal de acuerdo al Artículo 115 de la Constitución. El aprovechamiento de caudales y la potabilización, las redes de distribución, la medición, el drenaje, y el tratamiento y reuso de aguas residuales constituyen un monopolio natural, que de manera evidente exige la intervención gubernamental, sea para ofrecer los servicios de manera directa o para regular a concesionarios privados a cargo de los organismos operadores. Es mentira insulsa, propagada por la última penosa campaña en medios de comunicación, que el agua sea “como de nuestra familia”, y que su conservación dependa de la buena voluntad de amas de casa para lavar las verduras en una cacerola. La verdad es que es un tema de buen o mal gobierno local, en el que los individuos aislados muy poco o nada pueden influir.
Para ilustrarlo, el Consejo Consultivo del Agua ha desarrollado el primer sistema de indicadores de desempeño de organismos operadores de agua en México, con el que pretende permitir evaluaciones comparativas, fomentar la transparencia y la rendición de cuentas, e incentivar a los gobiernos locales a la mejora continua. El análisis cubre por el momento sólo 26 ciudades de México – dada la ausencia de información confiable y suficiente – y un conjunto de 12 variables que califican la disponibilidad de agua, la eficiencia administrativa y financiera de los servicios, su eficiencia física y comercial, su cobertura, y el tratamiento de las aguas residuales. Los resultados sorprenden por las diferencias abismales en el desempeño entre ciudades, pero al mismo tiempo constatan lo sabido: que la gestión del agua es parte de una estructura de buena o mala gobernanza local. Los mejores: León, Tijuana, Saltillo, Monterrey, Aguascalientes, Mexicali, Ciudad Juárez, Culiacán, Cancún y Querétaro (incluidos los tres organismos privados existentes). Al fondo, los peores: Morelia, Acapulco, el Distrito Federal, y varios municipios conurbados del Estado de México, como Ecatepec, Naucalpan y Neza.
Previsiblemente, como lo muestra el análisis, el desempeño en la gestión del agua se correlaciona en forma estrecha con la competitividad de las entidades federativas, medida a través del índice correspondiente desarrollado por el IMCO, con la anomalía notable del Distrito Federal. La deplorable gestión del servicio público de agua en nuestra ciudad debe ser una firme llamada de atención sobre hondas deficiencias de gobernanza local en este ámbito estratégico. Ojalá el GDF apresure los cambios institucionales que ahora explora, y concrete las indispensables alianzas público / privadas para sectorizar la red distribución, rehabilitarla, y mejorar el desempeño del sistema. Hoy el agua es un estigma para la ciudad más rica y competitiva del país, y no es de nuestra familia. (El Economista)
Tomado de http://www.planetaazul.com.mx/www/2009/11/23/los-mejores-y-los-peores/
No hay comentarios:
Publicar un comentario