Opinión de Gabriel Quadri de la Torre
Los recortes al suministro de agua son el preludio. La ciudad importa la tercera parte de su agua del Estado de México (Lerma y Cutzamala), a un costo muy alto. Sin embargo, las fugas y el desperdicio en la red de distribución son, en volumen, mayores; esto es, prácticamente, lo que se trae, se tira. Ahora las presas donde se almacena el agua que después viene a la ciudad (Valle de Bravo, El Bosque, Villa Victoria) sólo contienen el 60% de lo que debieran en esta época del año. Las proyecciones meteorológicas para el resto de 2009 hacen prever que no se repondrán los niveles de almacenamiento, y que escaseará el agua el año próximo. Las tendencias a largo plazo son impredecibles, pero el riesgo de desabasto crónico es inquietante. No es posible extraer más agua del subsuelo en el valle de México, porque provocaría un mayor hundimiento de la ciudad.
La escasez, entonces, tiene dos explicaciones: fugas y desperdicio en la red, e insuficiencia del sistema Lerma – Cutzamala; la primera, además, determina a la segunda. Las soluciones son costosas. Una es traer más agua del Estado de México (de Temazcaltepec), lo cual se ve políticamente imposible. Otra, es hacerlo de Morelos (Amacuzac) o de Veracruz (Tecolutla). Se requerirían unos 10 metros cúbicos por segundo adicionales, y cada uno implica inversiones aproximadas de 1,200 MDP, para un total de 12,000MDP. Una opción más sensata es invertir masivamente en rehabilitar las redes primaria y secundaria de distribución, para abatir las fugas a un mínimo técnica y económicamente eficiente; el costo sería similar.
El problema es que el GDF carece de recursos para financiar estos proyectos. Pero ¿cómo los va a tener, si despilfarra el presupuesto en subsidios? En efecto; la ciudad consume un kilómetro cúbico de agua por año (mil millones de metros cúbicos), y sólo recauda 3 pesos en promedio por cada uno – 3,000 MDP anuales. No sólo en Suiza, sino en México, hay ciudades que gestionan correctamente el agua y ofrecen un servicio de calidad: Monterrey, Aguascalientes, Cancún, León, Tijuana. Allá, el metro cúbico se cobra hasta en 12 pesos, para cubrir costos de inversión y operación, y darle autosuficiencia financiera a los sistemas de agua. Aquí no. Allá existen organismos operadores o empresas de agua (públicas o privadas) eficientes, transparentes y profesionales. Aquí no; es una burocracia enorme, oscura y envejecida.
El GDF, si quisiera, podría emular a las ciudades exitosas, y financiar autónomamente la nueva infraestructura y/o la rehabilitación de la red de distribución. Pero necesita cambiar, y a fondo.
(El Economista)
Tomado de: Planeta Azul